El misterio del Calcetín rojo

Me pasé una hora buscando el calcetín rojo. Ya es sabido que los calcetines presentan un cierto grado de desapego entre ellos; es como si una vez que les quitas la etiqueta y consigues cortar el hilo que los une, los liberases del infierno de un matrimonio forzoso. Antes de ponérmelos siempre los contemplo, pensando que quizás sea la última vez que los vea juntos.

Yo, como casi todos los hombres, tengo bastantes dificultades para distinguir más de una docena de colores: Blanco, negro, gris, marrón, rosado y los siete del arco iris. Estuve tentado de comprarme todos los pares del mismo color; pronto desistí, cuando me percaté de que al poco tiempo de uso se desteñían y tenías que estar fijándote incluso más que antes para formar las parejas.

Pero el misterio de los calcetines no solo me afecta a mí, creo que incluso hay tesis doctorales que tratan de explicar el paradero de dichas prendas. Hablan de gnomos ladronzuelos, una dimensión paralela y no sé qué más hipótesis fruto de mentes privilegiadas.

Lo más cerca que he estado de descubrir este misterio, fue cuando mi mujer me contó que una amiga, visitando la casa de la vecina, vio los calcetines de su marido en la cesta del gato. La vecina no supo explicar ese hecho y les costó la amistad. Pasadas unas semanas, la amiga pudo comprobar como el felino saltaba a su terraza y se llevaba en el hocico uno de los calcetines de la cesta donde ponía la ropa pendiente de la colada.

Ah, ya me olvidaba, esta vez no solo no apareció el calcetín rojo, tampoco encuentro la sábana blanca, aunque mi mujer también se ha puesto a buscarla.

Lo más extraño de todo es que hemos encontrado un calcetín y una sábana rosa.

El misterio del Calcetín rojo - © - Rito Santiago Moreno Rodríguez