La romería

Aquel año por fin nos animamos a engalanar una carroza para la romería en representación del Barrio.

Nos pusimos manos a la obra, fuimos a nuestras casas y trajimos las herramientas. Con unos tablones preparamos la estructura y con unas tablas clavadas a la base hicimos el piso. Mientras los mayores quedaron colocando las ruedas y el timón, el resto nos fuimos a cortar las ramas de palmera para cubrirlo todo.

Ya solo faltaba adornarla con las ofrendas al patrón. Y por supuesto cargarla con los calderos con nuestra comida. Estas labores quedaron para el día siguiente por la mañana.

Cada uno trajo de su casa algunas ofrendas, entre las que había: Unas manillas de plátanos, un manojo de cabezas de ajos, un collar de pimientas, varias botellas de vino y alguna de ron. También colocamos como adorno unas calabazas de agua y unas piñas de millo.

Ese año no, pero el siguiente llevamos hasta dos gallinas que alguien había cogido del gallinero de Juanito el molinero. Iban colgadas por las patas como un adorno más de la carroza. Pero cuando fueron a entregarlas como ofrenda, no les dejaron. A mí me tocó devolverlas al gallinero, al poner la primera en el palo cayó redonda al suelo. La otra la deposité directamente en el piso.

Nuestra improvisada carroza, solo aguantó parte del recorrido a duras penas. Al regreso terminó perdiendo alguna rueda y gran parte del enramado. Una vez salvada la cuesta de Carmita la panadera recuperamos los calderos y demás utensilios y zumbamos los restos de la carroza al cauce del barranco. A esas alturas los conductores de la carroza, los mayores, ya estaban muy damnificados.

La romería - © - Rito Santiago Moreno Rodríguez