Mi escondite preferido

A diferencia de otros niños, nunca tuve pesadillas con seres horripilantes saliendo de debajo de la cama, al estilo de Freddy Krueger, quizás porque esa película no había sido rodada todavía.

Al contrario, este era uno de mis lugares favoritos. En él me daba los atracones de truchas o tortillas de carnaval, que dependiendo de la época, mi madre guardaba debajo de la cama, dentro de una zaranda tapada con un paño. También  era mi escondite cuando llegaba el practicante a ponerme la inyección, pues yo prefería a mi vecina Adolfinita, que me las ponía sin aguja, o eso creía.  

Pero cuando más tiempo pasaba allí era cuando jugaba al escondite, un juego al que era especialmente bueno. Una vez incluso me llegué a quedar dormido debajo de la cama de mis abuelos, cuando corría el tiempo y mis primos no me encontraban.

Mi escondite preferido - (c) - Rito Santiago Moreno Rodríguez