Mis botas de Agaete

Uno de los caprichos que me di cuando mi abuelo me dio parte del premio de la lotería fue comprarme unas botas de Agaete. Al salir del instituto vi en un escaparate unas botas bastante rebajadas por liquidación de existencias. El dependiente, que era el mismo dueño, pues su empleado ya se había independizado, me dijo que eran las últimas que tenían porque la fábrica había cerrado hacía varios años. Como eran de mi talla no me lo pensé dos veces.

Las botas eran de media caña de suela de piel, y no de goma como las actuales. Eran de un marrón claro pero al aplicarles el sebo de vaca se fueron escureciendo poco a poco. Las llevaba a todas partes y en el instituto causó sensación. En una verbena en Las Nieves, varias personas me preguntaron si era de La Aldea, pues allí se usaban bastante.

Pronto empezó a desgastarse la suela. Entonces las llevé al zapatero de “El Barrio” en la plaza del cristo, para que le pusiese tachuelas. A partir de ese momento ya no volvería a pasar desapercibido.

Las usé durante varios años, hasta que una vez, en la romería de Las Marías resbalé en una cáscara de tuno, y si no me agarro a Tere me parto la crisma contra el bordillo de la acera.

Cuando llegué a casa por fin accedí a cedérselas a mi padre, que le estaba echando el ojo desde que me las vio. Hay que reconocer que a él le serían más útiles que a mí, pues siempre andaba entre animales, y estas botas eran las que típicamente usaban los arrieros y ganaderos de la zona. Creo que esa fue la primera vez en la historia que un padre heredó de un hijo. Ahora ya no, pues yo sin ir más lejos, he heredado varios móviles de mis hijas.

Fotos:

(1) Grupo de amigos de Majadilla camino de la romería de San Isidro, yo soy el segundo por la izquierda. Aunque no se aprecia muy bien, llevo mis inseparables botas.

(2) Aspecto de las botas.

(3) La Fábrica de Calzados Armas, en Agaete, abrió sus puertas en plena guerra civil y cerró en 1975. Sus botas “de caña baja” y sandalias fueron muy cotizadas en la época.

(4) Detalle de las tachuelas de una bota desgastada.

Mis botas de Agaete - © - Rito Santiago Moreno Rodríguez